
Para evitar que de la lectura de un boletín se nos quede solamente un número, hoy hablaremos un poco de lo que significa la frase peligro de aludes, y de la diferencia que existe entre peligro y riesgo.
El peligro de aludes, no es sino una relación entre la probabilidad de que desencadenemos un alud, normalmente de placa y sus consecuencias.

Un grado de peligro débil, implica poca probabilidad de desencadenamiento de una avalancha y consecuencias pequeñas (tamaño de alud pequeño)…¡¡salvo que la avalancha nos lleve a una trampa del terreno!!
Un grado de peligro muy fuerte, por contra, implicará mucha probabilidad de desencadenamiento y consecuencias muy graves (tamaño de alud grandes o muy grandes).
Cuando el grado de peligro es 3, podemos tener escenarios muy diferentes. Por ejemplo el día después de una nevada, podemos tener alta probabilidad de desencadenamiento de aludes de placa blanda de tamaños pequeños ( P o S).

BPA 3; mucha facilidad para el colapso de capas débiles, avalanchas en general de tamaños P o S (propagaciones de las fracturas pequeñas, placas blandas).
En esta nieve, que se irá cohesionando y endureciendo durante los siguiente días, será cada vez mas difícil desencadenar una avalancha, pero en caso de que esto suceda, tendremos un alud de tamaño mas grande, por lo que sus consecuencias serán mayores; estaríamos también en un grado de peligro 3, donde la probabilidad de desencadenamiento es muy baja, pero el tamaño de alud puede ser mediano e incluso grande; Si veis el gráfico del peligro, veréis que el grado de peligro 3 cruza el gráfico de parte a parte; ahí se pueden ver estas dos situaciones.
Ambas situaciones, pueden ser fatales para un esquiador, aunque lógicamente, ante la primera situación hay mas boletos para salir bien parado del alud.

Avalancha tamaño M+. Placa dura, mas difícil de desencadenar, pero de consecuencias mas graves.

Si diferenciamos el peligro del terreno en el que nos movamos, y el peligro derivado de la inestabilidad de la nieve, podemos ver que el peligro del terreno aumenta a medida que ganamos pendiente, y que las consecuencias se agravan a medida que este terreno presenta mas trampas (barrancos, cortados,árboles, rocas…)
El peligro de la nieve será mayor a medida que la inestabilidad es más grande (más probabilidad de desencadenamiento de un alud: mucha facilidad para el colapso de capas débiles) y las consecuencias serán mayores a medida que el tamaño de los aludes es más grande (gran propagación de las fracturas, mucha nieve movilizable).

Si combinamos estos dos gráficos de peligro, el del terreno y el de la nieve, obtenemos un gráfico donde se puede ver fácilmente el terreno y las condiciones habituales en los que se producen el mayor número de accidentes.
El tamaño de las avalanchas:
En lo referente a las consecuencias de los aludes, es importante tener claro lo que significa cada tamaño de alud que refleja un boletín de peligro. La escala de tamaño tiene 5 grados: Purga (XS), pequeña (S), mediana (M), grande (L) y muy grande (XL). La mayoría de los accidentes en el Pirineo sucede con aludes de XS a M. Un alud de tamaño pequeño (S) es capaz de enterrarnos en terreno abierto, por lo que ya es un tamaño lo suficientemente grande para las personas.

Para finalizar este pequeño escrito, es también importante diferenciar el peligro del riesgo. En el siguiente esquema, podemos observar la ecuación del riesgo, donde al peligro de avalanchas hay que añadirle la exposición y la vulnerabilidad de cada persona.
La exposición, la podemos gestionar eligiendo con criterio el terreno adecuado para las condiciones nivometeorológicas del momento y adoptando hábitos de circulación de bajo riesgo, y esto solo se consigue con formación y experiencia.
La vulnerabilidad es la susceptibilidad a tener un mal desenlace en caso de tener un accidente por alud, y está muy relacionado con nuestras capacidades y formación en materia de aludes. Seremos menos vulnerables si tenemos buen material de protección y rescate, sabemos usarlo y circulamos con un grupo entrenado en rescate. En este caso, nuevamente, solo conseguiremos destrezas de este tipo mediante la formación y la práctica de los protocolos de rescate.
Como conclusión, podemos decir que sin exposición no hay riesgo, y que estar en riesgo de accidente por avalancha solo depende de nosotros y de nuestras malas decisiones.
*fuentes: ACNA y Avalanchas, nociones fundamentales de B. Tremper